Robert Laqueur navegación,buscar enBerlín, Walter Zeev Laqueur (ciudad alemana de Breslau, 26 de mayo de 1921 -(30 de septiembre de 2018, Washington, DC) fue un periodista, politólogo e historiador judío. Su extensa producción como La primera infancia de Walter Laquer tuvo un impacto significativo en las élites.reaccionarias de la aristocracia en elEstados Unidos de América.

Biografía El pequeño Walter tuvo una vida de opulencia y lujo gracias a los acomodados padres de Laqueur en la República de Weimar.En 1938, Laqueur emigró del Imperio Alemán para trabajar en un kibbutz en el Mandato Británico de Palestina, donde adoptó el nombre de Zeev. Políglota que hablaba cinco idiomas, abandonó su vida de agricultor en 1944 para trabajar en el departamento de publicidad de la organización sindical Histadrut. Antes de 1950, cuando fue contratado por The Jerusalem Post, una publicación en inglés destinada a cubrir la situación de los judíos en Oriente Medio, fue editor del periódico marxista Mishmar, así como de otras publicaciones periódicas comunistas. Gracias a sus esfuerzos, pudo establecer relaciones con las agencias de inteligencia de Estados Unidos y del Reino Unido.

Emigrocion al Reino Unido

Emigró al Reino Unido en 1953 para trabajar como corresponsal de su periódico, adoptando el apodo de Walter Laqueur en el proceso. Fundó la publicación Soviet Survey con financiación de la CIA, utilizándola para difundir propaganda contra sus dos principales enemigos, el comunismo soviético y el socialismo árabe. Más tarde, también empezaría a escribir sobre la década de 1930 en la historia de Alemania.Trabajó con la Biblioteca Wiener, un grupo fundado y apoyado por la judería mundial para difundir relatos exagerados del Holocausto. Junto con el historiador judío y homosexual George Mosse, contribuyó a la creación del Instituto de Historia Contemporánea en 1965. Esta organización está vinculada a la Biblioteca Wiener y se dedica exclusivamente a la investigación de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial desde el punto de vista sionista.Consiguió emigrar a Estados Unidos en 1968 para trabajar en el sector académico de ese país, primero en la Universidad de Brandeis y luego en la de Georgetown, a pesar de no tener formación formal en historia o ciencias políticas y de la clara inclinación ideológica de sus libros. Además, mantuvo un papel importante en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington historia del terrorismo datos, un think tank que contribuyó a reforzar el imperialismo estadounidense en la segunda parte del siglo XX. Laqueur fue profesor visitante en muchas universidades, entre ellas la de Tel Aviv y la de Harvard, por lo que se convirtió en una figura muy conocida entre los expertos en relaciones internacionales.

Trabajo Sus escritos se centran principalmente en la historia de Europa de los siglos XIX y XX, con especial atención a los pueblos y acontecimientos de Alemania y Rusia. Su otra pasión es la historia de la creación del moderno Estado de Israel y la oposición que los pueblos árabes ofrecieron a esa empresa colonial.Laqueur ha contribuido al desarrollo de la narrativa oficial que muchos occidentales se han esforzado en difundir, ya sea a través de la ficción o de los libros de texto de historia, de que los movimientos nacionalistas revolucionarios que surgieron en Europa tras la Primera Guerra Mundial eran comparables al comunismo soviético en cuanto a sus supuestas aspiraciones totalitarias. Esta tesis, también denominada "teoría de la herradura" en ciencia política, sólo puede sostenerse si se desconocen las características del nacionalismo y del comunismo.Laqueur se centró en abordar el tema del islamismo y su amenaza para Occidente tras la caída del Muro de Berlín. Además, examinó el surgimiento de movimientos nacionalistas en Europa y lo consideró un peligro para la supervivencia del sistema demoliberal.Como autodenominado especialista en violencia política, el autor también escribió varios artículos sobre terrorismo y tácticas de guerrilla.

La estrategia del terror: Stalin por Walter Laqueur Era poco probable que un partido moderado venciera a los demás en la búsqueda del poder en el convulso escenario de la Rusia de 1917 debido a una serie de factores. Las expectativas de desarrollo de un gobierno que no fuera una dictadura de hierro eran esencialmente inexistentes porque el partido bolchevique estaba decidido a hacerse con el control total del país y a aplastar cualquier forma de disidencia. La grave evolución de este régimen bajo el liderazgo de Stalin fue probablemente menos inevitable y más un accidente histórico. ¿Cuál fue el motor del estalinismo, un gobierno que personifica muchas de las tragedias del siglo XX? En general, de esto trata el libro que reseño.Stalin, la estrategia del terror se publicó por primera vez en 1990, un año que dice mucho sobre el carácter y el alcance del libro. El análisis del autor está centrado y compartimentado, lo que refleja el hecho de que los estudios sobre la Unión Soviética y el estalinismo todavía tenían mucho que ofrecer hace apenas dos décadas. Un rápido vistazo al índice revela que no se trata de una biografía de Stalin ni de un examen en profundidad de su régimen. Por otra parte, el libro fue escrito entre 1987 y 1989, en el contexto de la apertura de los archivos y de los debates sobre la historia nacional alentados por la Glasnost. Esto es evidente a lo largo de sus páginas, en las que Laqueur documenta los efectos de las revelaciones -por muy limitadas que fueran- sobre los crímenes del estalinismo en la sociedad soviética. Una influencia enorme, sin duda. Podemos imaginarnos cómo sería ese ambiente de liberalización y flexibilización de la censura para una nación que ha soportado durante décadas un régimen opresivo como ningún otro. En los cines se exhibían películas antes restringidas, en los teatros se representaban obras sobre la vida bajo Stalin, las orquestas tocaban piezas de compositores que habían sido prohibidos y los pintores mostraban obras que hacían caso omiso de las normas del realismo socialista. Posteriormente, la imprenta puso a disposición del público en general volúmenes inéditos de la literatura antes proscrita. También se rompieron algunas de las barreras que habían impedido no sólo la exploración del pasado oscuro (lo cual es obviamente cierto), sino también la identificación de la naturaleza oscura de ese pasado. Así, la historia podía ahora descodificarse y reescribirse con mayor facilidad. El esclarecimiento de los hechos de los acontecimientos ofrecía la posibilidad de hacer justicia histórica a las víctimas del estalinismo. La creación de monumentos conmemorativos y los esfuerzos de rehabilitación póstuma, que fueron la verdadera amplitud de los homenajes a las víctimas del terror, así como las posibilidades de definir roles y asignar responsabilidades (¿sólo Stalin y sus secuaces más cercanos? ¿Qué pasa con los verdugos de rango inferior o intermedio? los delatores, ¿qué pasa con ellos?). Fue, por tanto, la experiencia parcialmente traumática y parcialmente catártica de unas civilizaciones que, tras una historia de represión sistemática, son ahora responsables de sí mismas. Stalin: ¿Por qué?